Homenaje a “las mujeres, esposas de procesionistas”, por D. Luis Linares Botella

MUJERES, ESPOSAS DE PROCESIONISTAS

Mujeres de procesionistas: esposas, novias, madres, hijas y hermanas… Sois como ramilletes de flores que adornan a nuestra Santísima Virgen del Primer Dolor.
Vuestra demostrada abnegación y cariño por todo lo relacionado con las procesiones de Semana Santa, nos enorgullece.
Somos conscientes de que al dedicarnos en estas fechas, por entero al noble quehacer procesionil, es un sacrificio para todas vosotras.
Sabemos que, durante todo el año, sois sumamente consecuentes con nosotros; sobre todo, cuando es abandonarnos con motivo de las asiduas y frecuentes reuniones procesionales necesarias para la complicada organización de nuestros tercios. Y nos enorgullecemos, a la par que os agradecemos el primor, la atención y cariño que ponéis en la preparación de nuestro vestuario. Y luego, tras el balcón o la ventana os quedáis solas, con una triste sonrisa, viéndonos partir hacia la Iglesia.
Sí, mujeres de procesionistas, sois el espíritu, el alma y la sal de nuestra Semana Santa. Sin vuestra estimada y valiosísima colaboración no sería posible la organización de estos nuestros prodigiosos desfiles pasionarios, orgullo y asombro de propios y extraños.
A nuestra ciudad llega la primavera, renaciendo en los naranjos y limoneros y en nuestras venas, la savia nueva que nos renueva todos los años al conjuro de las entrañables notas de nuestras emotivas marchas procesionales.
La mujer procesionista lleva un sello especial que la predispone al sacrificio, a admirar y aplaudir a los majestuosos tercios de penitentes y tronos que desfilan ante ella, y en particular al de la agrupación a la que pertenecemos, donde caminan sus amores. Y con esta predisposición, cuando contemplan el soberbio desfile procesionil, admiran y se extasían con la eclosión de las flores de sus tronos, donde se enseñorea el clavel, el lirio, la rosa, el nardo, el alhelí… El orden y disciplina, el entusiasmo, la penitencia, la perfección…
Y cuando estas mujeres de procesionistas, contempláis ávidas el desfile penitencial en la majestuosa noche del Miércoles, Viernes Santo o en la esplendorosa mañana del Domingo de Resurrección, acompañado de las sentidas y emocionadas marchas musicales, esbozando una sonrisa de orgullo procesional, irrumpen en delirantes y entusiastas aplausos.
Tercios y tronos pasan por vuestro lado: serenos, majestuosos, imponentes… Dejando tras de sí una asombrosa estela de admiración… Al fin, aparece el estandarte del tercio donde desfilan vuestros amores, y vuestra alegría y admiración llega al límite. Y es entonces, cuando vivamente emocionadas, soñando despiertas, exclamáis a los que se encuentran a vuestro lado: “¡Ahí en ese tercio va mi esposo… (“Mi novio”… “Mi hijo”… “Mi hermano”…) !” ¡Es el cuarto de la fila derecha! Y si no lo habéis pronunciado, lo habéis meditado en silencio, con infinito amor.
Y efectivamente, en ese conjuntado y maravilloso tercio, camina vuestro esposo… tu novio… tu hijo… o tu hermano… Sintiéndose también, orgullosos de haberos conocido y estar vinculados a vosotras.
Es cierto, mujeres de procesionistas, que en nuestros desfiles pasionarios, pasamos por vuestro lado en silencio, como extraños, como si no os conociéramos. Pero no es menos cierto, que nuestros ansiosos ojos os van buscando por toda la carrera con suma ansiedad y cuando por fin os descubrimos, con acendrado amor, con inmensa alegría nos decimos: “Allí está mi esposa y mis hijos”… “Ya veo a mi madre”… “Pos allí está mi novia”… “Qué bonita está”…
Y con la emoción del momento, suplicamos a nuestra Stma. Virgen para que nos conserven a ese extraordinario ramillete de esposas, novias, madres y hermanas que nos contemplan en silencio, adivinando en nuestros ojos el natural cansancio, paliado por la ilusión y la penitencia que entraña en todo cofrade procesionista. Los acordes musicales de nuestras marchas nos sacan de las divagaciones, del ensimismamiento en que estamos sumidos. Y, despreciando las molestias que produce el ir encerrado en nuestra prisión de raso, continuamos el desfile pasionario con el único pensamiento de que pronto os volveremos a ver.
Yo sé, mujeres de procesionistas, que a partir de hoy, vuestro entusiasmo por nuestra Semana Santa será más acentuado y, vuestra colaboración más estrecha y valiosa.
Mujeres vinculadas a las agrupaciones pasionarias, aceptar de corazón este pequeño homenaje que, de corazón, os ofrecemos con inmenso cariño y con toda la admiración de que sois merecedoras.

Gracias por todo. ¡Y que Dios os bendiga! ¡Sois en verdad formidables!
Homenaje a “las mujeres, esposas de procesionistas”, por D. Luis Linares Botella

Monumento al Procesionista (Cartagena)
Javier Linares Ferrando con el Monumento al Procesionista que surgió de una idea de su padre «Luis Linares Botella»

Nuestra semana mayor

Por D. Luis Linares Botella

Cartel Semana Santa 2013
Cartel Semana Santa 2013

Los cartageneros procesionistas vivimos la Semana Santa todo el año, colaborando con nuestras cofradías y agrupaciones; escribiendo libros y preparando revistas; organizado todo aquello que pueda producir ingresos para el mantenimiento de nuestros desfiles procesionales; preparando innovaciones; participando en las reuniones de nuestras cofradías para hablar del pasado, presente y futuro de nuestras tradiciones; o simplemente escuchando la música de las marchas de procesión.

A Cartagena no se la concebiría sin su Semana Santa, gratísimo legado de nuestros antepasados.

Nuestras procesiones son únicas, toda vez que en ellas los cartageneros ponemos todo nuestro cariño y entusiasmo. Y aún más lo demostramos cuando llega el Miércoles de Ceniza, y con la tradicional Llamada nos echamos a la calle para anunciar a los ciudadanos que un año más se van a celebrar desfiles procesionales.

Cuando llegue la Semana Grande Pasión las calles se llenarán de niños, jóvenes y veteranos penitentes que con sus ricos y variados vestuarios, de rasos y terciopelos bordados, pasearán impacientes por la llegada de la hora de entrar a la iglesia.

La salida es impresionante, sobre todo para el penitente que lo hacer por vez primera. Suena la música y, todos a una, capitaneados por el estandarte, su guía, caminan hacia las anchas puertas de Santa María, donde el numeroso público espera impaciente para contemplar el espléndido desfile penitencial.

Si el penitente es novato, estará nervioso aunque atento a las señales de su estandarte y hermanos vara. Y si es veterano, sonreirá al escuchar con emoción las notas de las marchas. Una vez adaptados a la distancia y alineación, comenzará su rezo penitencial.

Los desfiles pasionarios cartageneros son de una magnitud grandiosa. El actual orden y disciplina se debe principalmente a los sanjuanistas marrajos y californios, toda vez que los componentes de esos entusiastas tercios fueron los primeros en introducir esos conceptos.

Jóvenes procesionistas: continuad colaborando con vuestras cofradías y agrupaciones. Los que ya somos mayores nos hemos entregado en cuerpo y alma durante toda la vida. Estas entrañables tradiciones no pueden ni deben perderse en el olvido. En vosotros, la nueva savia, está la continuación y el porvenir de nuestra Semana Santa, nuestra Semana Mayor. No abandonad vuestro cristianismo ni el noble quehacer procesionil.

Cuando los cofrades mayores, vuestros antecesores, dejemos este valle de lágrimas os estaremos esperando más allá de las estrellas, donde sin duda alguna se habrá fundado ya la nueva y gran cofradía cartagenera, compuesta por todos nuestros antecesores y queridiísimos hermanos que pasaron a mejor vida.

Mientras no llegue ese día, queremos escuchar, además del sonido de las rítmicas olas de nuestro cercano mar, las notas musicales de nuestras sentidas y entrañables marchas. Cada vez que las escuchamos, se nos agranda y enaltece el corazón.

vía La Verdad.

Monumento al Procesionista Cartagena una idea de Luis Linares Botella

«La idea de homenajear a los participantes en las procesiones con una estatua surgió del californio Luis Linares Botella«

El monumento al Procesionista es un grupo escultórico de bronce de Manuel Ardil Pagán expuesto en la plaza de San Sebastián de Cartagena, en la confluencia de las calles Aire, Honda, Jara, Mayor, Puerta de Murcia y Villamartín.

Monumento al Procesionista (Cartagena)
Javier Linares Ferrando con el Monumento al Procesionista que surgió de una idea de su padre «Luis Linares Botella»

La obra muestra en tamaño natural a un adulto con dos niños vestidos de nazarenos, populares personajes de la Semana Santa local.

Fue inaugurado el 16 de febrero Miércoles de Ceniza de 1983, siendo alcalde Enrique Escudero de Castro.

Inicialmente se encontraba en la Plaza de España, de donde fue trasladada a finales de los años 1990.

Monumento al Procesionista (Cartagena) inicialmente se encontraba en la Plaza de España
Monumento al Procesionista (Cartagena) inicialmente se encontraba en la Plaza de España

La idea de homenajear a los participantes en las procesiones con una estatua surgió del californio Luis Linares Botella, que llevaba años reclamándola. Se formó una comisión presidida por el futuro alcalde Antonio Vallejo Alberola, y en la que estaban representadas las cuatro cofradías de Cartagena. Finalmente se escogió el boceto que realizó el pintor Rafael Puch López, y fue realizado por Ardil Pagán.